300 veces optimista.

Es el optimista del gol, como lo definió Carlos Bianchi. Ya a nadie sorprende la capacidad goleadora de Martín Palermo, que esta tarde, volvió a hacer historia en La Bombonera. Hace tres fechas se le venía negando ese gol que marcaría un nuevo número, y hoy, justo frente a Gimnasia, su clásico rival, llegó a los 300 gritos en su carrera, gracias a un centro de Sergio Araujo, y terminó el año como el máximo goleador, con 18 tantos en total (10 en el Clausura y 8 en el Apertura).




Loco un poco, nada más. Lo suficiente. Alto, rubio, dueño de una zurda potente, de una fuerza anímica que le permite salir siempre adelante. Palermo, el del gol 100 con los ligamentos rotos, el del emocionante regreso frente a River después de la burla del Tolo Gallego, el de los dos goles frente al Real Madrid, el que erró tres penales en la Selección, pero marcó uno en Boca con los dos pies, el que la metió desde casi mitad de la cancha a Independiente, o un cabezazo inolvidable frente a Vélez, el que hizo goles de todos los ángulos y maneras, el que hizo delirar al país con su gol agónico frente a Perú, con la foto que recorrió al mundo, en una noche de lluvia. El que no se cansa de gritar. El goleador inoxidable. El que aún con 36 años se dio el gusto de marcar un gol en un Mundial, con tan sólo 10 minutos de juego. Increíble, como Palermo mismo.

No es habilidoso, pero sí efectivo. El Loco, de 1,92 de altura siempre tiene guardado un as bajo la manga. Sus remates siempre tienen destino de gol, está en el momento y lugar indicados. El destino se empecina con seguir regalándole distinciones. Con continuar agregando capítulos para esa película que varios ya planifican filmar cuando el delantero le ponga fin a su carrera.


Palermo está más vivo que nunca. Los números lo avalan: en Boca ya suma 230 (en 385 partidos jugados), y es el máximo goleador de la institución. Pero su carrera arrancó en Estudiantes, donde convirtió 36 tantos en 99 encuentros. También tuvo su excursión europea, donde festejó 21 veces en el Villarreal, tres en Alavés y uno en Betis. Y, como no podía ser de otra manera, también la embocó en la Selección: nueve goles, en 15 partidos. Con 37 años recién cumplidos, el nueve va preparando su retiro, pero su mente sigue pensando en romper nuevos récords.

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