Entrevista revista Fox Sports

Tapa revista Fox Sports


El 5 de julio de 1992, Martín Palermo debutaba oficialmente en el fútbol grande. Su camiseta era la tan amada de Estudiantes de La Plata y si bien el partido contra San Lorenzo terminó sin goles, el Loco había dado el puntapié inicial para una larga carrera plagada de goles, títulos y alegrías. Si bien siempre jugó como delantero jamás imaginó que su paso por el fútbol argentino, más precisamente por Boca, sería tan importante y con tantas sorpresas. Catorce años después, Palermo disfruta de uno de los mejores momentos futbolísticos de su carrera y lo hace de la mano de la gente.
La goleada ante San Lorenzo por 7 a 1 fue un momento clave para Boca y para Palermo, quien no sólo marcó 3 goles en la paliza sino que además igualó el record de Diego Maradona: 150 goles en la historia del club xeneize.
Firma autógrafos sin parar, sonríe para los flashes del periodismo y de los aficionados sin quejarse y más de un fondo de pantalla de un celular se lleva de regalo la imagen del goleador, una especie de estampita de la suerte: “¡¡¡San Palermo en mi celular!!!”, bromea el papá de Sofía, que con 6 años no entiende mucho del fanatismo de su progenitor pero igual se ríe cómplice.
Una vez que le dedicó tiempo a los curiosos, Martín se acerca para charlar a solas con la revista Fox Sports. “¿Primero hacemos las fotos y después la nota?”, pregunta respetuoso. Nada perturba su paz, sabe lo que le espera y viene predispuesto a todo. No se queja y accede con humildad a los pedidos para la cámara. Está en todos los detalles: “Me saco el reloj porque no queda bien con la camiseta de fútbol”. Un crack dentro y fuera de la cancha.

-Boca ganó todo en los últimos 10 años. Este torneo Apertura juegan de memoria, vienen de un bicampeonato y pareciera que no se relajan.
-Seguramente van a decir que es una frase hecha o que soy tribunero pero en Boca no podes relajarte. La hinchada y la grandeza de este club siempre exigen día a día algo más y si te quedas, estás en el horno. Con respecto al funcionamiento del equipo se puede ver eso: somos un verdadero equipo. A veces funciona uno, a veces otro pero lo importante es que hay un equilibrio en el equipo que permite altibajos sin que se noten tanto.

-Y vos como jugador, ¿sentís que maduraste?
-¡¡¡Un montón!!! Yo no soy el mismo del inicio, eso seguro. Viví de todo a lo largo de mi carrera y de todo eso uno aprende siempre con el apoyo incondicional de mi gente. Sé que encontré el equilibrio después de varios golpes y mi sostén es mi familia.

-¿Te la creíste en algún momento?
-No sé si me la creí pero antes le daba importancia a cosas que no debían acaparar tanta atención. La vida te va dando golpes y caricias y de eso debemos aprender. No es fácil a veces todo esto, hay que ser maduro para enfrentar las cosas buenas y malas. A las malas las pasas sólo con el afecto de los tuyos, no hay vuelta que darle. Sin ellos uno puede caer en cualquiera. Claro que siempre es más lindo vivir cosas que te llenan de alegría pero esos momentos también hay que saber llevarlos y muchas veces son difíciles de manejar. La única diferencia que existe es que los malos transes te hacen madurar y lo buenos son los que te enseñan.

-Al principio de tu carrera se te veía más rústico a la hora de jugar. ¿Qué cosas cambiaste después de tantos años?
-La única manera es dispuesto a aprender. Con el paso del tiempo adquirís cosas que antes no tenías. Sé que no tengo las virtudes que tienen muchos delanteros pero con el tiempo aprendí a explotar mis virtudes y a aportar las cosas buenas que sé hacer. Mejoré mucho si comparas pero el único mérito que tiene eso es la predisposición a aprender día a día.
Palermo tuvo dos lesiones tremendas que marcaron su carrera. La primera fue el 13 de noviembre de 1999, jugando para Boca -en el mismo encuentro que hizo el gol número 100-. Ese día, el conjunto Xeneize visitaba a Colón y Palermo se rompe el ligamento cruzado anterior de la pierna derecha. Estuvo inactivo por seis meses y regresó en el inolvidable triunfo 3 a 0 ante River, por los cuartos de final de la Copa Libertadores de América, donde encima hizo el último gol. La segunda fue jugando para el Villarreal, en España, el 29 de noviembre de 2001. Se produjo cuando estaba festejaba un gol y un muro, que separaba la tribuna con el campo de juego, se le cayó en la pierna y le provocó doble fractura de tibia y peroné. Estuvo inactivo más de 4 meses. “Yo viví de todo en mi carrera y no la cambiaría por nada del mundo porque de todo eso aprendí y hoy soy lo que soy como jugador y como persona gracias a todas mis experiencias. Estoy viviendo uno de los momentos más duros de mi vida y no tiene que ver con la actualidad futbolística. No es todo en mi vida es el fútbol pero hoy es lo suficientemente importante como para darme una alegría, una especia de anestesia de 90 minutos”, asegura el delantero haciendo referencia a un problema personal que está superando.
-¿Europa es una cuenta pendiente?
- Tengo muy claro que no voy a tener la posibilidad de una revancha. La única manera de que me vaya de Boca es yendo a un equipo grande en Europa y no creo que eso suceda. Después de haber vivido lo que me tocó cuando estuve allá no hay manera que elija volver a no ser que sea un equipo grande y con una diferencia económica que no me deje opción. Si te referís a una cuenta pendiente por la necesidad de “prestigio internacional” puedo asegurar que lo que gané en Boca no se gana en ninguna parte del mundo.

-¿Boca o Estudiantes?
-(Largo silencio)… En el fútbol no se sabe nunca. La idea de volver a ponerme la camiseta de Estudiantes siempre está latente porque sé que cuando eso suceda voy a sentir lo mismo que sentí el primer día que la usé. El problema es que Boca me dio todo, gané todo y aún quedan cosas por ganar. Es difícil pensar en eso y no puedo elegir porque no sé qué decir. Es como cuando te preguntan si queres más a tu mamá que a tu papá. Es imposible de contestar.

La Selección Nacional es un mal sueño para Martín. Su paso fue muy breve y en la era Marcelo Bielsa. Jugó siete partidos y sólo marcó tres goles. La mala fortuna se puso de su lado cuando se calzó la celeste y blanca y entró en el historial del seleccionado por ser el primer jugador en errar tres penales en un mismo partido. Fue en la Copa América Paraguay ’99 ante Colombia, partido que Argentina perdió 3 a 0. “Los penales fueron mi sentencia de muerte. De ahí en más no hubo más posibilidades. No tuve revancha aunque lo que yo quería era tener la posibilidad de limpiar mi imagen. Hubo una época en la que ese tema me atormentaba pero ya no, son cosas que pasan y lo único que me da pena es no poder brindar otra imagen”, comenta con cierta melancolía.

-¿Lo hablaste con Bielsa en su momento?
-Para nada y no me parece mal no haberlo conversado. El consideró que no debía tener otra chance, no la pedí y así quedaron las cosas.

-¿Lo ves como tu verdugo?
-Para nada. El que no convirtió los penales fui yo y esto es fútbol, nadie es verdugo de nadie. Yo no rendí, él no me dio la posibilidad y listo.

-¿Quedaste con resentimientos hacia él?
-… para nada. No pido explicaciones cuando me ponen como titular ni cuando me sacan o cuando no me tienen en cuenta. Siempre trabajo dando lo máximo de mí y si Bielsa no me convocó fue porque en mi puesto había buenos jugadores que rendían como él necesitaba. Aprendí a desdramatizar algunas cosas lo que no quita que me hubiera gustado otra chance. Encima, después mi nivel futbolístico bajó mucho y ya la posibilidad de una nueva convocatoria quedó en la nada.

-Entonces, la llegada de Basile te invita a soñar.
-La verdad, sí. Me conoce bien, sabe lo que rindo y lo que me puede pedir. No voy a mentir, no venía pensando en el seleccionado pero cuando anunciaron que el Coco era el nuevo entrenador sonreí y me dije: “¿Por qué no, otra vez?”.

-¿Y cuál es tu máxima meta ahora?
-Soy realista y me conformo con un partido amistoso. Soy consciente de que si hago bien las cosas puedo formar parte del equipo que vaya a la próxima Copa América que tanto añora Argentina pero sé que para llegar a eso tengo que rendir al 100% en Boca. También están las eliminatorias pero no me propongo metas imposibles, por el momento sólo disfruto de saber que la posibilidad es más posible que antes. Mi meta ahora sólo tiene que ver con Boca aunque estoy preparado para una convocatoria.

-¿Boca no tiene techo?
- Claramente no lo tiene. Siempre queremos más porque sabemos que la Copa que se nos ponga adelante, es nuestra. La gente tiene mucho que ver con estos logros porque lo que transmiten desde las tribunas no se vive en ningún lugar del mundo. Boca es la gente, los jugadores y los logros: es un conjunto de cosas que no pueden funcionar una sin la otra. Salir a la cancha y sentir el calor de la gente puede sonar demagogo pero es indescriptible, te da ganas de jugar así estés roto.

-El equipo es un violín, ¿cómo ves la llegada de Ricardo La Volpe?
-Dirigió una Selección y demostró estar capacitado para llegar a Boca. No creo que deba hacer grandes cambios en el plantel pero cada entrenador tiene sus ideas. Quizás a uno le gusta algo que a otro no. Debo demostrar día a día que estoy para jugar, no tengo nada asegurado así sea el máximo goleador. Llamarme Palermo no me asegura el puesto. Siempre trato de que en las estadísticas siga quedando mi nombre. Uno siempre piensa en quedar en la historia lo que más pueda. Con goles o con títulos. Cuanto más cosas sean, mucho mejor.
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